Respiré, conté hasta tres y empecé a escribir.
Las palabras subían y bajaban en el texto, el sonido del teclado parecía acompañar la música en ese momento, así que volví a respirar.. conté hasta tres y seguí escribiendo.
Borre, reescribí, cambie y edite mil veces.
Me decidí
lo envié..
Me arrepentí,
soñé que tenía efecto.
Creí que leerías, que escucharías como yo escuche.
Sonreí,
lloré.
Pero tu callaste,
te quedaste mudo.
¿Se robaron tus palabras?
¿Se extraviaron en el camino?
¿Las cambiaron por silencio?
Me desespere,
revise,
me engañe..
y te solté.
Porque cuando no hay respuesta no hay esperanza... y si no hay esperanza no hay espera... simplemente no hay amor.
Comentarios
Publicar un comentario