"Me estiro la mano y me derretí, fue literal; por fin comprendí como se sentía tener al alcance de la mano la sensación mas absurda e increíble, la de sentir que bajas rápido por una montaña rusa y que tu estomago se encoja hasta hacerse minúsculo mientras el pecho se te cierra en un dos por tres. Me estiró la mano y no tuve la valentía de retirar la mía ¿Por qué no la retiré? ¿Por qué me quedé ahí? Mi cabeza era una revolución de pensamientos y yo tenía miedo así que no quité mi mano de la suya, no esperé que entrelazara sus dedos a los míos, pero así fue. Y me derretí."