Empiezas a soñar; las imágenes corren rápido y tu te quieres memorizar todas hasta ruegas tener memoria fotográfica para no perderte ni un solo momento. Te gusta el sueño. Alguien te mueve y abres los ojos, estas en tu cama y buscas el sueño en el que te quedaste con desesperación, te da ansiedad abrir los ojos otra vez te da miedo que al abrirlos ya no tengas nada especial. Envidia. Envidias la tranquilidad, envidias las historias ajenas y te quieres robar a los personajes, te quieres robar el amor. Abrazas tu almohada otra vez pero ya no caes, nada te ata al sueño. Envidias la somnolencia, te quieres robar la noche y devolverla después; o quizá no.