Cuando llegue pensé que no tendría más remedio que hablar con mi espejo, conversar con mis dedos o inventarme un nuevo personaje al que le gustara la soledad. Luego conocí a Caleb y a Jotán. Caleb tiene el pelo corto como honguito y Jotán tiene el cabello igual hasta podrías pensar que en cierta forma se parecen mucho sin embargo luego los tratas a cada uno y resulta que son bastante distintos, uno prefiere quedarse conmigo aprendiendo notas y ejercicios de respiración y el otro se divierte más afuera entre el barro, los carritos y los insectos. Cada mañana tocaban mi puerta o la ventana para que me levantara a jugar y me gustaba esperar en silencio hasta que sus vocecitas desaparecían y se convertían en murmullos chillones y tiernos. Había imaginado que estaría sola estos primeros días, lejos de mi casa cargando con una horrible nostalgia, pero alguien muy grande e importante sabía lo que necesitaba para no estar demasiado triste y angustiada. Caleb a...