Desperté ese día
buscando quien me oiga,
y encontré oídos
que después serian fríos.
Le conté mi historia
y me dijo; Ya no importa.
Decidí creerle,
que mala memoria.
Así fue,
despacio
y sin pensar;
me atrapaste.
Y es que cada vez,
que te oigo hablar;
no es mi intención
pero temo tu adiós.
Y es que cada vez,
que voy a soñar;
quiero descifrar y
tus frases dibujar.
Quiero dejar de llorar,
dejar de amar,
despertar libre;
de tu voz de tu risa y de de tu olor.
Comentarios
Publicar un comentario